sábado, 21 de julio de 2012

El buen alemán y la puesta del sol

Viernes 20/07/12. Etapa 6. Solva - Broad Haven. 20,1 km recorridos. Tiempo ruta: 5h 51m.

Me despedía ayer diciendo que posiblemente os hablaría de los dueños de la casa donde me alojé para dormir. La casa no es una casa. Es una mansión de las que salen en las portadas de las revistas. Impresionante. No, mejor dicho, IMPRESIONANTE. Nada más llegar ayer por la tarde, Lynne me hizo pasar a un salón que parecía sacado de una serie ambientada a principios del siglo XX y me sirvió un té como manda el protocolo.



Allí charlamos largo y tendido, y me contó que ella y su marido están retirados, y acababan justo de volver la semana anterior de un viaje de dos meses por las islas griegas con su barco. Sí, con su barco, porque parece ser que tienen un barco, y además es enorme (ella misma lo dijo). Como soy muy diplomático y sé cómo hacer algunas preguntas sin parecer maleducado, conseguí finalmente averiguar de donde procede su altísimo nivel de vida. Ella era una experta en temas informáticos cuando la informática comenzaba a ser un boom. En un momento dado llegó a montar una empresa que fue la primera en distribuir SolidWorks en en norte de Europa, un software de ingeniería y diseño muy potente en la época. Y así son las cosas. Estar en el sitio justo en el momento adecuado. La empresa funcionó extremadamente bien, y Lynne la vendió sacando por ella un altísimo rendimiento. Luego me contó que trabajó como asesora en consultorías europeas relacionadas con programas de CAD (diseño asistido por ordenador), etc, y finalmente el retiro y... ¡a vivir!

Pues hasta ahí la historia de Lynne. Quizás no os parezca muy interesante pero creo firmemente que todas las personas tienen historias que contar, y siempre que puedo, intento conocer la de la gente que encuentro. Creo que enriquece mucho saber sobre otras experiencias, otras vivencias...

En fin, el caso es que poco después, cuando me llevó a la habitación, mi decepción fue bastante grande. En primer lugar, tuve que salir de la mansión para entrar a mi cuarto porque estaba... ¡justo debajo! Era como la entrada a una mazmorra, con un ventanuco dentro a una altura más baja incluso que la calle. Lo único interesante es la llave y la puerta, pero una vez dentro... :(  En fin, al menos esta mañana he podido volver de nuevo a la mansión para el desayuno (espectacular) y además he podido tomarlo en otro salón señorial, con una vajilla que tengo la impresión que lo mismo tiene 100 años. Pues eso. Grandes contrastes, porque no todo va a ser perfecto, y en el blog hay que contar lo bueno... y lo malo.



En cuanto a la caminata de hoy, sin duda ha sido la mejor, y el tiempo, el más agradable con diferencia desde que llegué aquí. Este clima estupendo me ha permitido por primera vez hacer todo el recorrido de la jornada en manga corta, que ya era hora. Ya me veía de vuelta a casa dentro de unos días con la cara abrasada y los brazos de un blanco inmaculado...

No sé por cuantas playas he podido pasar en los últimos tres días. ¿Veinte? ¿treinta?. Las hay de todos los gustos. De rocas, de arena negra, de arena blanca, con cuevas, con arcos naturales, con pozas, con ríos que desembocan en la playa, pequeñas, medianas, kilométricas... Luego están las accesibles con coche (muy pocas), las accesibles por caminos andando (unas cuantas), y las completamente inaccesibles (la mayoría).








Hoy he llegado, después de un par de horas de salir de Solva, a la playa más grande de todo Pembrokeshire. Casi cuatro kilómetros que he podido recorrer íntegramente por la arena, y es que he tenido suerte porque la marea estaba muy baja (ya os hablaré de las mareas en breve, porque es crucial algunos días controlar los horarios de mareas para la ruta). Como siempre, y a pesar de hacer el mejor día hasta ahora, lo de bañarse sigue siendo complicado... pero os aseguro que he disfrutado muchísimo caminando y haciendo todas las fotos y videos que os podáis imaginar. ¡Qué playa! ¡Qué playas!






Aprovecho hoy, amigos, que estoy más relajado, para hablaros de un hombre. No os había mencionado a John hasta ahora. Bueno, no os he dicho muchas cosas porque tendría entonces que dedicar todo el día a escribir y no me daría tiempo a caminar. El caso es que hoy es el tercer día consecutivo que he coincidido con él en el camino. John es alemán, tiene 65 años, rostro castigado por el sol, pelo blanco y barba, aunque no excesivamente larga. Usa gafas que no se quita nunca, y parecen a simple vista de bastante graduación. John no es un gran hablador, pero parece un buen hombre. Realiza las etapas despacio, siempre sólo, a ritmo sosegado y tranquilo. John jamás tiene prisa. Siempre que nos encontramos tengo la impresión que su mirada transmite cierta tristeza. No sé, seguramente me equivoque, pero no puedo evitar pensar en ello.

En nuestras breves charlas he llegado a averiguar que ha recorrido multitud de rutas por toda Europa. Escocia, Republica Checa, Gales, Turquía y un largo etcétera que me llevaría varias líneas. Sé que está jubilado y que su mujer, jardinera, nunca le acompaña en sus rutas. También tiene un hijo en proceso de divorcio, y dos nietos. Sé qué es profesor de alumnos adolescentes, y me ha dicho que no fue fácil. Y poco más, porque no le gusta nada hablar de sí mismo. Pero sí puedo decir que nuestros encuentros han pasado de ser fríos a ser un motivo para sonreír durante la ruta.



Hoy hemos coincidido hasta tres veces. La primera vez porque él ha salido antes de Solva, y casi dos horas después le he alcanzado, como ha ocurrido otros días. Son conversaciones muy breves siempre, y aunque al principio acababan con un "bye, enjoy your walk" como si no nos fuéramos a ver otra vez, ahora acaban con un "see you later John". La segunda vez que nos hemos visto me ha alcanzado él, y ha sido cuando hemos llegado a la enorme playa de la que os hablaba arriba, en Newgate, donde estaba yo sentado en una terraza (la única que había) disfrutando de una rica coca cola al sol, que hoy sí calentaba un poco. Otra breve charla para saber que John se aloja casi siempre en albergues, donde comparte habitación con otros caminantes, o bien turistas de paso, aunque comenta que suelen estar medio vacíos. No parece John un hombre dado a grandes lujos. Ropa sencilla, aspecto humilde, y de nuevo esa mirada que no me quito de la cabeza. La tercera y última vez que hemos coincido hoy ha sido debido a un error de ambos. Al final de la playa y después de recorrer varios kilómetros por ella hemos llegado los dos al mismo punto en el que no había salida posible al sendero. Bueno, sí había, claro, haciendo la cabra por las rocas y la empinada pared del acantilado. Pero si John no se iba a echar atrás, desde luego yo tampoco. Al final, no os voy a engañar, no ha sido tan difícil, pero ha habido un momento en el que John casi se cae. Le he tendido la mano, pero no ha querido la ayuda y con un grandísimo esfuerzo ha conseguido subir él solo hasta el camino marcado. He entendido perfectamente su necesidad de hacerlo solo. Seguramente para él también es un reto cada día de ruta, cada subida, cada kilómetro bajo la lluvia. Quizás incluso más importante de lo que yo pueda pensar. Por eso no le he dado importancia, y he esperado simplemente a que volviera al camino, y con una sonrisa nos hemos vuelto a despedir por enésima vez...

Y aquí estoy amigos, ya en Broad Haven, donde tengo una pequeña habitación desde la que veo (y oigo) el mar, en la primera línea de una, cómo no, espectacular playa. En la foto podéis ver unas casitas junto a la playa. Pues allí estoy. Como un marqués. Hoy es uno de esas tardes en las que creo que me gustaría quedarme por aquí al menos dos o tres días más y no caminar, pero nadie dijo que esto fuera fácil.



Y por primera vez desde que estoy en Gales, voy a ver una puesta de sol. Hace bastante frío ya, pero la espera seguro que compensa el espectáculo que estoy a punto de contemplar, y vosotros conmigo.









Besos y abrazos para todos. See you tomorrow... :)

6 comentarios:

  1. Pues como os decis John y tu: "Enjoy your walk"...

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  2. Jim que guapo estás afeitado! y que romántica la puesta de sol, ta has acordado de mí? :-)

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  3. Hi Man!!! cómo he disfrutado con la panzada a leer que me he pegado de toda tu ruta. Muchos ánimos y disfruta de los sueños, ah, y no olvides desayunar con galletas María, eh? garantía de vitalidad....jajajaj
    bss

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  4. ¡¡¡ QUÉ VIVAN LAS BLACKBERRIES !!! Mar

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  5. Qué afeitado tan apurado!! Ya estabas empezando a mimetizarte con el paisaje en plan Robinson Crusoe...

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    1. Ana!! Me confesaré aquí contigo... Lo del afeitado es por coquetería, porque sabía que venía el sol, y ya sabes, con barba luego la cara no se pone morena por igual, jajajajaja.

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